sábado, 5 de febrero de 2011

Carlomagno

Carlomagno 

                                                                                    


El más grande de los reyes carolingios fue Carlomagno (742-814) que en su propia época fue una figura mítica y legendaria. Su reinado marcó la culminación del desarrollo franco. Bajo su gobierno, los francos, por medio de una serie de conquistas, se convirtieron en los dueños de Occidente y en los garantes del poder papal en Italia. Carlomagno derrotó a los lombardos en Italia, a los frisios en el norte, a los sajones en el este, se anexionó el ducado de Baviera y expulsó a los musulmanes del sur de Francia. Consolidó su poder sobre este vasto territorio al conseguir que los miembros de los sectores terratenientes se aliaran entre sí y con él mismo mediante juramentos especiales de lealtad, que se recompensaban ocasionalmente con tierras de zonas recién conquistadas y con absoluta jurisdicción sobre sus súbditos. Esta política —el primer ejemplo importante de los crecientes lazos de dependencia personal conectados con el poder político llamado feudalismo— no sólo proporcionó a Carlomagno un suministro permanente de guerreros, sino que también contribuyó a controlar más fácilmente su territorio. Los vasallos del rey y sus subordinados más cercanos, así como los vasallos de éstos, se convirtieron a su vez en delegados y representantes del propio monarca.El aumento del sentido de misión cristiana de Carlomagno fue inseparable de la consolidación militar y política. Fundó monasterios en territorios fronterizos que funcionaron como establecimientos de colonizadores que sometieron los bosques y pantanos (los imponentes hogares de los antiguos dioses paganos) al control cristiano y los hicieron cultivables. También fueron centros de actividad misionera y educacional, pues la expansión del cristianismo requería un clero preparado, un rito homogeneizado y la producción de libros importantes. La clave fue la educación, y el trabajo práctico de fundación y dotación de personal de las escuelas monásticas y catedralicias demandaba ayuda exterior. Carlomagno la encontró en Roma y en las tierras lombardas de Italia, donde las antiguas tradiciones educativas no habían muerto por completo. No obstante, la mayor contribución a la reforma educacional carolingia fue anglo-irlandesa, pues los grandes monasterios de Inglaterra e Irlanda eran ricos en libros y en su preparación; de hecho, el consejero principal de Carlomagno fue el erudito inglés Alcuino de York.El reino de los francos, como resultado de todo ello, integró Europa territorial y culturalmente como no se había hecho desde el Imperio romano. El día de Navidad del año 800, Carlomagno fue a oír misa a la catedral de San Pedro de Roma. Según se cuenta, mientras se levantaba de orar, el Papa colocó una corona en su cabeza, se inclinó ante él y le proclamó imperator et augustus ante el pueblo. Así pues, Carlomagno se convirtió no sólo en el emperador de los francos, sino también de Roma. El poder del nuevo Estado (que se llamó Sacro Imperio Romano Germánico), la organización de la Iglesia y las antiguas tradiciones de Roma se habían vuelto indistinguibles entre sí.

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